Cultura vocacional

«Todo el pueblo de Dios es responsable de despertar vocaciones en la Iglesia. Damos a conocer el carisma lasaliano haciendo patente la importancia de nuestra propia vocación y lo específico de cada vocación lasaliana (…).
Así, toda la comunidad educativa y cristiana se compromete a promover vocaciones.»


Sin duda para que la pastoral vocacional se convierta en invitación eficaz a seguir a Jesús, especialmente en la vida consagrada, es necesario:

  • que los Hermanos, las Hermanas y todos los Lasalianos testimoniemos con nuestra vida la presencia de Dios en medio de nuestro mundo. 

  • Que nuestras comunidades vivan verdaderamente la fraternidad que permite el “venid y ved”.

  • Que todos trabajemos en nuestra propia renovación y podamos responder así a las necesidades del mundo y especialmente de los jóvenes. (Cf. R 86)

Pero junto a ello es necesario el desarrollo de un determinado ambiente social, un “humus”, una “atmósfera”, que propicie y favorezca la comprensión y desarrollo de la vida humana como vocación.

Cuando el Papa Juan pablo II ya en 1992 declaraba: “Deseo, ante todo, llamar la atención hacia la urgencia de promover las que podemos llamar ‘actitudes vocacionales de fondo’, que originan una auténtica cultura vocacional” era consciente de las especiales dificultades que el ser humano de hoy encuentra para responder a la llamada de Dios y vivir la propia vida en clave vocacional.

Precisamente por estas dificultades es urgente intentar crear una cultura vocacional; es decir, desarrollar esa atmósfera en la que los jóvenes puedan disponerse a verificar con cuidado y abrazar libremente la propia vocación como forma permanente de vida a la que están llamados en la Iglesia.