En unos días de verano del mes de julio del 2017 (del 3 al 6), San Juan Bautista de la Salle tomó consigo a un grupo de educadores cristianos de toda Andalucía y Melilla y los llevó aparte, a una casa a las afueras de Dos Hermanas (Sevilla). Allí les habló de cómo afrontar la Nueva Evangelización, de los retos de la escuela Lasaliana, de Asociación y Comunidad.
La Salle les mostraba cual debía ser el camino y que actuaran en sus centros «juntos y por asociación». Les indicó que todo esto sería posible gracias a mucho empeño, sacrificio y buen hacer. En esto, se apareció Sebastián Castro, Eugenio Vega, Francisco Galafate, Fernando Martel, Juan Antonio Chaves, y un grupo de Asociados. Todos ellos conversaban con el nutrido grupo. Tomando Rafa la palabra dijo a La Salle: «Hemos estado tres días aquí. Hemos aprendido, convivido y sentido muy a gusto, como en casa».
Todavía estaba hablando, cuando una nube cubrió al nutrido grupo y una voz decía: «Escuchad los designios de vuestro fundador; él mejor que nadie quiere lo mejor para vosotros y sus obras»
Al oír esto todos los que estábamos allí volvimos corriendo a nuestros lugares de origen para contar todo lo que habíamos visto y oído. Pero sobre todo para dar testimonio de cómo teníamos que vivir y sentir en la institución La Salle en la actualidad, porque mañana… Dios dirá.
En nombre de mis compañeros, gracias a todos los ponentes, Hermanos de La Salle y, en especial, a Sebastián Castro, por hacer posible un año más la formación Celas. Ha sido un regalo de Dios.
«El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres» (Sal. 125,1-2)
Rafael Salamanca Navarro, La Salle-Córdoba